El escape de
Hitler
Uno de los personajes más cuestionados de la historia universal
fue un cabo alemán llamado Adolfo
Hitler que llego a ser canciller de Alemania entre los periodos
históricos de 1933ª
1945 periodo de historia donde se produjo la II
guerra Mundial y
transformo el panorama histórico
de la humanidad .
Al terminar
la segunda guerra mundial
las tropas de los aliados toma
la capital de reich
alemán losa diversos jerarcas
nazis huyeron a diversas
parte del mundo ,en especial
a america del
sur específicamente a la república
del argentina.
El cadáver de Hitler nunca se encontró y no hay ninguna
prueba concluyente de que muriera en Berlín. Esto ha sido el origen de
diferentes historias y de muchos rumores sobre una pregunta que millones de
personas se han hecho y aún hoy se hacen: ¿Escapó Hitler de Berlín? Según el
Hitlerismo Esotérico, eso fue posible. Veamos estas versiones.
La versión oficial siempre ha sido que se suicidó, junto
a su esposa Eva Braun, en el bunker de la Cancillería de Berlín, Hitler de un
disparo y Eva Braun tomando cianuro. También existe un libro titulado Yo quemé
a Hitler (Ich habe Adolf Hitler verbrannt), escrito por Erich Kempka. La
historia oficial del suicidio de Hitler se fundamenta en los testimonios
contradictorios y parciales de tres hombres de la SS, que estuvieron a su
servicio durante una década y quienes afirmaron haber visto su cadáver.
Por el contrario, el hitlerismo esotérico sostiene que
Hitler nunca murió en Berlín, sino que huyó y murió a una edad avanzada.
Una de las últimas fotos oficiales de Hitler,
condecorando a un niño por la defensa de Berlí
Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial se han
presentado al público varias fotografías del supuesto "cadáver de
Hitler"; en algunas aparece quemado y en otras sin lesiones aparentes.
Resulta bastante raro y contradictorio el hecho de que algunas de las imagenes
hayan sido fotografiadas, según la versión oficial, por los mismos alemanes
que, según esta versión oficial, intentaban hacer desaparecer el cuerpo del
Führer para esconder su muerte. ¿Se trataba de dejar "pruebas" falsas
que hicieran creer en la muerte de Hitler en Berlín?
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, aparecieron
muchas informaciones, a veces contradictorias, sobre el destino de Hitler.
Algunos periódicos publicaron cosas tan dispares como que Hitler estaba
escondido en un monasterio de budistas tibetanos, que había huído a España o
que utilizó un submarino para llegar a Sudamérica o a la Antártida.
Según el escritor Patrick Burnside, Hitler sobrevivió a la
Segunda Guerra Mundial, se evadió de Berlín en un avión jet y desde Noruega se
embarcó con sus seguidores en un convoy de U-Boote viajando hasta la costa
patagónica de la Argentina, donde, en la falda de los Andes, vivió tranquilo
por casi 15 años. Sólo en la Argentina hubo cuatro testigos que afirmaron que
se toparon con Hitler entre los años 1945 y 1957.
Por otro lado, Stalin nunca creyó que Hitler muriera en
Berlín. Tras la guerra, en la famosa Conferencia de Potsdam con Churchill y
Truman, le informó a su colega americano que Hitler había escapado. Cuando el
presidente americano Truman le preguntó a Stalin si Hitler estaba o no muerto,
Stalin respondió: "No". El mariscal Gregory Zhukov, cuyas tropas
ocuparon Berlín en 1945, declaró después de una concienzuda y larga
investigación: 'No hemos encontrado ningún cadáver que pudiera ser el de Hitler'".
También es significativo el hecho de que los
norteamericanos interrogaran durante muchas horas al almirante Dönitz, el
almirante de la flota alemana de submarinos, repitiéndole insistentemente la
misma pregunta: ¿A donde ha llevado usted a Hitler? También las tripulaciones
de algunos submarinos alemanes, que se rindieron pocos días tras el fin de la
guerra, fueron interrogados sobre "el escondite de Hitler".
Una habitación del bunker de Hitler
Y los aliados preguntaron a Dönitz con razón, puesto que
el mismo Dönitz había declarado durante la guerra lleno de orgullo: „Die
deutsche U-Boot Flotte ist stolz darauf, daß sie für den Führer in einem
anderen Teil der Welt ein Shangri-La gebaut hat, eine uneinnehmbare Festung“,
cuya traducción fiel es: "La flota alemana de submarinos está orgullosa de
haber construido para el Führer, en otra parte del mundo, un Shangri-La, una
fortaleza inexpugnable".
En la década de los 50 corría el rumor de que Hitler
había conseguido escapar a una base secreta del III Reich en el Polo Sur. En
1952 Dwight D. Eisenhower dijo: "Hemos sido incapaces de descubrir ni una
sola evidencia que pruebe la muerte de Hitler. Mucha gente cree que Hitler
escapó de Berlín".
El jefe del consejo americano en el juicio de Nürenberg,
Thomas J. Dodd dijo: "Nadie puede decir que esté muerto". El General
Mayor Floyd Parks, comandante general del sector americano en Berlín, añadió
que él mismo se encontraba presente cuando Zhukov entraba en Berlín, y éste
declaró que pensaba firmemente que Hitler podría haber escapado. Lt. Gen.
Bedell Smith, jefe del Estado Mayor del general Eisenhower en la invasión sobre
Europa, y más tarde, director de la CIA, declaró públicamente el 12 de octubre
de 1945: "Ningún ser humano puede decir de forma concluyente que Hitler
esté muerto".
Los aliados permitieron que fuera el Ejército Rojo el que
asediera y tomara finalmente Berlín. Una victoria completa hubiera significado
la captura de Hitler, a quien Stalin quería vivo, como traidor del pacto de
no-agresión que ambos firmaron en 1941. A un batallón especial de la Smersh se
le ordenó tal captura pero cuando llegaron al búnker, sólo encontraron los
cadáveres de Goebbels, su mujer Magda y sus seis hijos, todos envenenados con
cianuro para evitar su captura por las tropas soviéticas.
El coronel W. J. Heimlich, anterior jefe de los servicios
de inteligencia de los EE.UU. en Berlín, declaró que él estaba a cargo de
determinar lo que le había pasado a Hitler, y tras una cuidadosa investigación,
su informe decía: "No hay evidencia que pruebe la teoría del suicidio de
Hitler". También afirmó que: "En base a la presente evidencia,
ninguna empresa de seguros de vida en Estados Unidos pagaría la prima por Adolf
Hitler".
El juez del proceso de Nürenberg, Michael Mussmanno,
publicó en su libro "Diez días para morir": "Rusia debe aceptar
la culpa de que Hitler no muriera en 1945". Sin embargo, Mussmanno declaró
que él había entrevistado al camarero personal de Hitler, a su chófer, sus dos
secretarias, pilotos, generales, etc., y todos estaban perfectamente de acuerdo
en una cosa: Hitler se suicidó.
Dos días después de que los soviéticos tomaran Berlín, no
hallaron en el búnker ni a Hitler ni sus restos. Más tarde, hallaron un cadáver
cuyo rostro era casi idéntico al de Hitler. Lo cotejaron con fotos, midieron su
estatura y parecía él. Sin embargo, hicieron firmar en un papel al personal que
quedaba en el búnker si el cadáver hallado correspondía al del Führer. Al final
resultó ser el de un doble de Hitler.
Los rusos alegaron haber descubierto, en su momento,
varios cuerpos medio enterrados con las características de Hitler, los llamados
"Doppelgänger" del Führer. Algunos creen que tenía varios de estos
"dobles" y que uno de ellos fue el que murió en el famoso atentado
explosivo en su contra en 1944, del que Hitler "sobrevivió
milagrosamente", según se dijo.
El oficial soviético Anatoli Klimenko, por ejemplo, uno
de los principales encargados de la toma del Reichstag el 9 de Mayo de 1945,
declaró que el cadáver supuestamente perteneciente a Hitler calzaba medias
tejidas de lana, que el Führer siempre se negó a utilizar en vida, pues las
detestaba.
Por su parte, el mariscal Zhukov negó públicamente la
versión rusa de haber encontrado con seguridad el cuerpo de Hitler. Sobre el
verdadero paradero de Hitler, declaró: "Mi opinión personal es que se
encuentra en algún punto de Europa, tal vez en España"
Hitler, un hombre sumamente inteligente, podría haber
orquestado un gran montaje sobre su muerte, si así lo hubiera deseado. Al fin y
al cabo, era el Führer de Alemania y tenía todos los medios y recursos a su
alcance para hacerlo. Por eso, de haber efectivamente escapado, es verosímil
que creara un mito sobre su destino, con el fin de evitar que nadie pretendiera
buscarle. Algunos autores hablan de que el supuesto cadaver que se quemó en
Berlín era realmente el de uno de sus dobles. Las declaraciones de los testigos
que afirmaron haber quemado su cadáver podrían o bien estar equivocadas
(quemaron un cadaver, pero ¿el de Hitler?) o bien ser falsas, mintiendo por el
Führer. Es incluso posible que se aleccionara a todas las personas susceptibles
de ser interrogadas al respecto sobre lo que debían declarar, y también es
posible que se les hiciera creer premeditadamente a todos ellos que Hitler se
suicidó. Estas sospechas se basan fundamentamente en el hecho de que, aunque la
historia del suicidio al principio sonaba convincente, no se puede olvidar que
todos eran absolutamente partidarios y fieles a Hitler.
El que fue secretario de estado de EE.UU. Jimmy Byrnes,
en su libro "Frankly Speaking", escribe: "Cuando estaba en
Potsdam en la reunión entre americanos, británicos, rusos y franceses, Stalin
dejó su silla para brindar conmigo, y cuando le pregunté sobre su teoría acerca
de la muerte de Hitler, Stalin dijo: "No está muerto: seguro que escapó a
España o Argentina".
El titular de la revista The Plain Truth de Junio del 52
rezaba «¡Hitler puede estar vivo!». El artículo revelaba que en 1940 el Reich
Alemán comenzó a trasladar un ingente número de maquinaria al Polo Sur con el
objeto de construir en un continente desconocido una estación secreta, un nuevo
Berchtesgaden para el Führer.
El informe continuaba explicando cómo los técnicos
vaciaban un monte entero en la Antártida para construir un nuevo refugio
completamente camuflado, en un continente más grande que Europa a 9.000 Km de
África, 3.000 Km de la Tierra de Fuego en Sudamérica y 7.000 Km de Australia.
Hacia el quinto día de la caída de Berlín, se encontraron
unos restos calcinados envueltos en tela en el jardín del búnker. Se formó una
comisión de médicos, denominada comisión Autopsia para estudiar tales restos.
Analizando la dentadura de Hitler y comparándola con la dibujada por el
ayudante de su dentista personal, ambas coincidían a la perfección. Se cree que
al final la autopsia estuvo amañada.
La revista Bonjour y el parisino Le Monde tenían
artículos sobre la huída de Hitler al Polo Sur. El almirante Doenitz en 1943
declaraba: "La flota de submarinos habrá amarrado en algún punto del Polo,
en algún punto paradisíaco". Aunque no decía dónde, Bonjour señalaba que
en 1940 ingenieros nazis habían comenzado la construcción de edificios capaces
de soportar temperaturas de 60 grados bajo cero.
Por otra parte, es cierto que los archivos sobre Hitler,
que están en manos de los rusos, siguen clasificados y como uno de sus secretos
mejor guardados, casi 60 años después
Los restos de lo que se pensaba eran Hitler y Eva Braun
fueron enterrados en un bosque cercano a Buch, y al final fueron inhumados en
la ciudad de Magdeburgo. Lo que es cierto es que ambos cadáveres fueron
enterrados y exhumados sucesivamente por las Smersh por lo menos en unas tres o
cuatro veces, siempre de noche.
En el programa As it happens del 17 de septiembre de 1974
en la Televisión Canadiense, el Dr. Ryder Saguenay, cirujano dental de la UCLA,
dijo que Hitler había ordenado un avión especial (posiblemente un Arado Ar-234)
para abandonar Berlín con todos los registros médicos y dentales y radiografías
de los más altos dirigentes nazis hacia un destino desconocido. De ahí que los
registros dentales que se usaron para identificar el posible cadáver de Hitler
se sacaran de la memoria de un asistente dental de Hitler que más tarde
desaparecería.
Con la Glasnost en Rusia y al principio de los 90, los
protagonistas de la Smersh que participaron en los enterramientos y
desenterramientos de Hitler decidieron contar su secreto al mundo. Fueron
conducidos de Rusia hasta Alemania y señalaron el punto exacto del último
enterramiento del Führer. Pruebas realizadas con un radar terrestre localizaron
dos objetos anómalos en el subsuelo, en el mismo sitio donde señalaron los
ex-oficiales rusos, hoy un abandonado taller de coches. Las excavaciones que se
llevaron a cabo tan sólo dieron con un hueso, y no parecía ser humano.
El editorial del diario Zig Zag del 16 de enero del 48 de
Santiago de Chile aporta nuevas evidencias. El 30 de abril de 1945, el capitán
de aviación Peter Baumgart llevó en avión a Hitler, su esposa Eva Braun y unos
cuantos leales del aeródromo de Tempelhof al de Tondern en Dinamarca. Desde
allí tomaron otro avión hasta Kristiansund en Noruega, desde donde embarcaron
en un convoy de submarinos hacia rumbo desconocido.
En 1993, en uno de los archivos de la KGB en Moscú, se
permitió filmar por primera vez, y con un permiso oficial, uno de sus secretos
mejores guardados. Cuidadosamente envuelto en un papel, mostraban al mundo
restos de lo que dicen es el cráneo de Hitler. En el cráneo aparece un orificio
de bala, según el cual Hitler se habría disparado en la boca, pero la historia
oficial es que Hitler se disparó en la sien... Por otro lado, ¿por qué los
rusos mostraron tan sólo un fragmento de cráneo? Una prueba de ADN solucionaría
con casi total certeza las dudas sobre si ese fragmento de cráneo es o no de
Hitler. Si los rusos afirman su autenticidad, ¿por qué no se comparan las
muestras de ADN de ese fragmento con muestras del ADN de parientes de Hitler
muertos?
Lo que a Hitler sí que le importaba y sí que quería
evitar a toda costa es que se produjeran hechos como los que le ocurrieron a
Mussolini y Clara Petacci una vez muertos, cuando sus cuerpos fueron llevados
al Duomo de Milán y allí estuvieron colgados varios días y noches para que todo
el que pudiera acercarse, les escupiera y los pateara.
La existencia de planes de huída posrían estar claros con
sólo tener en cuenta a una figura tan clave como desconocida de la Segunda
Guerra Mundial: el General de la SS Heinrich Müller, jefe durante todo el
tiempo de la Amt IV (Gestapo) y a quien por eso se conocía coloquialmente como
Gestapo Müller. Los planes que hubiera para una posible huída de Hitler seguro
que estaban bajo su directo control, y hasta posiblemente diseñados por Gestapo
Müller. Se sabe de él que estuvo en Berlín y que visitaba la Cancillería con
regularidad hasta Marzo de 1945 cuando, como por arte de magia, desapareció de
la faz de la Tierra y nunca jamás se volvió a saber de él. Él es, exceptuando
al propio Hitler, el más alto jerarca del Nacional-Socialismo al que ni
Weissman, ni la CIA, ni el Mossad, ni la KGB jamás echó el guante. Parece por
tanto algo razonable pensar que Heinrich Müller, Adolf Hitler y Eva Braun
huyeran junto a un número indeterminado de fieles.
Fuente:
Educadores
Asociados
El seccreto
de Zara
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