La historia humana siempre desde tiempo inmemorial nos
ha dejado muestras de amor desde la
vestusta relación de Adam y Eva que
narra los textos judeocristianos a actuales
relaciones que no tienen nada que envidiar a las antes mencionadas, tal
es el caso de un rey que deja su reina y su religión en post de una joven cortesana madre de una de las más
brillantes reinas que este género ha dado al mundo me refiero a la hija de
Enrique y Ana Bolena. Isabel I de
Inglaterra. Son solo muestras de un desbordante amor bueno al asunto que trato
hoy in más preámbulos hablare de dos
personajes brillantes del siglo XX, Uno por su lado enarbolo y fundo una
corriente filosófica que marca la historia
de la historia y la filosofía me refiero a Jean Paul Sastre. por otro lado, su parte contraria en cuanto a
genero tratase y por consiguiente su complemento hablare de simone de beauvoir.
Simone de Beauvoir fue una niña
solitaria, apegada a su padre, quien le enseñó el amor por los libros y el
conocimiento; fue una chica que siempre sintió que tenía un cerebro de hombre
en el cuerpo de una mujer.
Jean Paul Sartre siempre vivió como un
niño consentido y ególatra hasta que se dio cuenta que el mundo de los adultos
estaba lleno de pura farsa. Por una especie de complejo de inferioridad, este
hombre buscó refugio en las mujeres, el alcohol, las drogas y la filosofía.
Así, con esas almas, la solitaria y el
ególatra se convirtieron en una de las parejas más polémicas del siglo XX. El
filósofo español Manuel Cruz explica el porqué: este par mitificó “su relación
como paradigma de libertad y modelo de ruptura con las formas de vida burguesas
tradicionales. Se trataron de usted durante más de 50 años, nunca vivieron
juntos, se negaron a contraer matrimonio y tener hijos, y es conocida la
liberalidad con la que ambos aceptaban que el otro miembro de la pareja
mantuviera relaciones con terceras personas.”
Sí, esta pareja de filósofos franceses
practicó la poligamia, es decir, mantuvieron relaciones sexuales con varias
parejas mientras estaban juntos.
A más de 50 años de la polémica que
desató la relación amorosa entre Sartre y Simone de Beauvoir, el tema de la
poligamia sigue siendo espinoso.
Actualmente, uno de los defensores de la
poligamia es el psicólogo Christopher Ryan, quien asegura que los seres humanos
estamos “bioprogramados” para la poligamia, “para recibir y responder a
estímulos sexuales de múltiples parejas”.
Sí, evolucionamos, pero “seguimos siendo
primates y el polideseo nos mueve”, dice Ryan.“Los humanos parecen ser los más
sexuales de los primates, con penes y testículos más grandes que cualquiera de
los otros primates y con estos últimos fuera del cuerpo, donde temperaturas más
frías ayudan a preservar el esperma para poder tener múltiples eyaculaciones.
La capacidad multiorgásmica de las mujeres y la llamada vocalización
copulatoria femenina también sugieren que estamos hechos para la poligamia”,
sostiene el psicólogo estadounidense.
Además, Ryan justifica la poligamia al
argumentar que dos de las especies primates más cercanas a los humanos
confirman esta idea: “Los chimpancés hembras en ovulación copulan docenas de
veces al día con todos los machos posibles. Los bonobos –chimpancés pigmeos-,
famosamente promiscuos, disfrutan comúnmente de sexo grupal, el cual sirve para
limar asperezas en el tejido social”.
Sin embargo, la sociedad actual
–occidental, al menos- no funciona de esta manera. De este lado del mundo se
practica la monogamia, #dicen, aunque Ryan opine que “los recién casados serían
inteligentes si recordaran que, aunque hayan escogido ser vegetarianos, es
totalmente natural desear una hamburguesa con queso y tocino ocasionalmente”.
Suena sencillo, pero no lo es tanto.
Regreso a la relación Sartre-Simone de Beauvoir.
Simone mantenía relaciones con hombres y
mujeres. Sartre sólo con mujeres, y los dos, por ser profesores de instituto,
se involucraban con jovencitas. Pero ahí no está el problema.
¿Cómo le hacían estos franceses para
sostener este tipo de vida? Sartre, por su parte, mantenía a muchas mujeres y
hasta distribuía de manera perfecta el tiempo que pasaba con cada una. Por
supuesto, ninguna sabía de la existencia de las demás, sólo su “Castor” (así le
decía de cariño a Simone, por la semejanza de su apellido, Beauvoir, con la
palabra Beaver, castor en inglés).
En realidad, Sartre tenía un código:
“viajes, poligamia, transparencia”. En su obra Carnets, el filósofo francés
explica que le dijo a Simone que “existían dos tipos de sexualidad: el amor
necesario y los amores contingentes. Y Castor aceptó”. Simone era su amor
necesario, las demás – Michelle, Arlette, Evelyn y Wanda-, eran los
contingentes.
No obstante, el acuerdo que los dos
tenían (el de poder tener relaciones con las parejas que quisieran), nada fue
tan fácil.
En La ceremonia de los adioses, Simone
de Beauvoir describe los últimos años con Sartre, ese hombre con los ojos casi
muertos, con una adicción terrible al alcohol, a las drogas…y a las mujeres.
Aunque esta pareja fue el símbolo del
“amor libre” y la liberación sexual en los años sesenta y setenta, Simone de
Beauvoir sí se sintió traicionada por Sartre, y más cuando éste “adoptó” a
Arlette y la convirtió en la heredera universal de sus derechos literarios.
Sí, somos primates, pero somos primates
que no están exentos de sentirse heridos y conflictuados con y por una relación
polígama, a diferencia de los chimpancés y bonobos. Tal vez por ello la
monogamia es más cómoda.
Ryan explica que la sociedad y la
cultura –terapeutas y sacerdotes incluidos- han reprimido “nuestra energía
libidinal”.
“En el fondo, la monogamia es una
manifestación del autoritarismo posesivo, más que el resultado de un
romanticismo idealista que apela a las necesidades emocionales, monogámicas, de
las mujeres que buscan entregar su dote sexual a un hombre único, capaz de
proveer para sus hijos, y por eso dicen no a otros, porque sólo así obtienen la
seguridad y los bienes materiales de este hombre”, dice el psicólogo.
La explicación de Ryan suena
materialista porque relaciona el nacimiento de la monogamia con el nacimiento
de las sociedades agrícolas, es decir, el auge de la propiedad privada. “Mis
tierras, mis hijos, mi mujer”. Aquí es cuando la mujer “fue relegada a un rol
secundario, a una posesión más dentro de la acumulación de bienes”, explica Ryan.
Simone de Beauvoir le confesó a uno de
sus amantes, al estadounidense Nelson Alegren, que su relación con Jean Paul
Sartre “más que amor era una amistad íntima”.
¿Se puede ser verdaderamente polígamos sin sufrir
raspones? Actualmente, no lo creo, pero ese es sólo mi punto de vista.
Bienvenidos los suyos.
Fuentes
Jean-Paul) [1392384 -
LL179] Literatura Psicología Losada. Buenos Aires. 1976. 17 cm. 286
p. Encuadernación en
tapa blanda de editorial ilustrada. Biblioteca clásica y contemporánea.
La justicia social en
la era de la política de identidad: redistribución, reconocimiento y
participación.
Educadores Asociados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Bienvenidos a mi blog